Las Leyes de Reforma fueron una serie de leyes promulgadas en México entre 1855 y 1863, durante la presidencia de Benito Juárez, que tenían como objetivo principal separar las instituciones políticas del Estado de la influencia de la Iglesia Católica, así como promover la modernización del país y la defensa de los derechos individuales.

Las leyes de reforma incluyeron medidas como la abolición de la fuente de financiamiento que la Iglesia recibía del Estado, la expropiación de tierras que pertenecían a órdenes religiosas, la abolición de las comunidades indígenas, la creación de un registro civil para el registro de nacimientos, matrimonios y defunciones, la eliminación del fuero eclesiástico, la supresión de las órdenes religiosas, la creación de un sistema educativo laico y gratuito y la prohibición del cobro de diezmos y otras contribuciones obligatorias por parte de la Iglesia.

Las leyes de reforma generaron una fuerte oposición por parte de la Iglesia Católica y de los sectores conservadores del país, quienes se opusieron a la separación de la Iglesia y el Estado y a la disminución de su poder y privilegios. Esta oposición llevó a una serie de conflictos políticos y militares, como la Guerra de Reforma entre 1858 y 1861.

A pesar de la resistencia, las Leyes de Reforma fueron fundamentales para la consolidación del Estado mexicano moderno, la construcción de un sistema educativo laico y la protección de los derechos individuales, lo que marcó un hito importante en la historia política y social de México.